Este sábado 24 de noviembre, en uno de los salones del Club de la Unión,
se desarrolló el Almuerzo de Reencuentro Chinchano, convocado para integrar a
los comprovincianos de nuestra “Chincha Querida” y volver a dar vida
institucional al club, porque “la tierra
que me vio nacer yo la extraño y la recordaré. Su nombre es como una oración que
grabada va en mi corazón”.
Convocado a las 13:00 horas en este céntrico lugar ubicado en la Plaza
de Armas de Lima, los asistentes empezaron a llegar con puntualidad .
En otros tiempos, algún antiguo chinchano diría: “Creo que van a ir a alguna reunión, porque veo a los chinchanos
comprando zapatos”, para referirse a aquella famosa frase de “chinchanos pata calata, talón rajado”,
que sólo usaban zapatos cuando iban a alguna reunión social.
Anécdotas aparte, como en toda reunión de este tipo, nos reencontramos
con paisanos con quienes no nos veíamos mucho tiempo, pero que al reconocernos,
nos fundimos en un abrazo eterno, de amigo, de compañero de muchas aventuras,
tal vez desde la época de colegial.
En lo personal me sucedió con Carlos “Pichín” Cortez, con quien hemos
vuelto a vernos después de casi 40 años. “Estás
igualito, no has cambiado casi nada” es una frase de protocolo, aún cuando
sabiamente se coloca la frase “casi”
de manera bastante significativa, palabrita mágica que
salva así el número de arrugas que van apareciendo en el rostro debido al
inexorable paso de los años.
Un momento emotivo se vivió en la
reunión, cuando Aurora Goicochea, ex – alumna del colegio Santa Ana se lanzó a
cantar “a capela” el vals “Tierra añorada” y todos los asistentes coreábamos:
“A
ti ¡Oh Chincha querida!
A
ti ¡Oh Chincha añorada!”.
Esta canción que es casi un himno paralelo cargado de chinchanidad, hace
mención a la tradicional hospitalidad de nuestro pueblo “… y al llegar a su antesala le recibe con amor …”; recuerda su
origen campesino cuando dice “… Ella
duerme como niña, despertándose en los brazos de su humilde labrador…”.