jueves, 4 de mayo de 2017

Ex-alcalde de Chincha, abandonado y enfermo al borde de la su muerte

Escribe: Manuel Madueño Ramos

         Nicanor Apolaya Almeyda, uno de los alcaldes más carismáticos del pujante distrito emergente de Sunampe, provincia de Chincha Alta, se debate hoy en el más triste abandono y olvido, confinado en una casa de campo construida a base de quincha y barro en el lugar denominado Lomo Largo, distante varios km de la Chincha. Para llegar tenemos que cruzar acequias, chacras de cultivo; ingresar por un callejón de tierra guarnecido por muros de adobe cubiertos de enredaderas y plantas rastreras. A nuestra llegada algunos perros de las casas vecinas saltaron ladrando furiosamente, tal vez pensando en asaltantes o ladrones que pululan por esos lugares a cualquier hora del día y llevarse todo lo que encuentra a su paso.

       El domingo 23 de abril del 2017, primero lo buscamos en su vivienda del Jr. Junín de Chincha.. No lo encontramos y por un dato que nos alcanzó una señora, nos dirigimos a Lomo Largo al lugar indicado en compañía del compañero de estudios José Crisóstomo. El taxi enrumbó por la Panamericana Sur e ingresó por un callejón entre arbustos y casuchas desperdigadas. Cruzamos una gran plaza desértica, el sol calcinaba el cráneo y la piel cambiándolos a un color aceitunado. Nos detuvimos frente a una inmensa casa de adobe. Nuestro acompañante se adelantó y preguntó a un anciano sentado al fondo de la sala parecía perderse. Era el mismísimo Nicanor, con voz ininteligible dijo, soy yo ¿Qué quieren?.

     Parecía increíble lo que nuestros ojos veían. Era Nicanor sentado en una silla desarmada, avejentado por el paso de los años, con taciturna mirada, pensando si soñaba o era cierto que estábamos a su lado. ¿Estaba solo? Completamente, en una casa abandonada, sin ninguna compañía, esposa, hijos o alguna persona que hiciera amena los últimos días de su existencia. Está enfermo y muy enfermo, sus manos temblaban como hojas llevadas por el viento, su voz difícilmente articulaba  las palabras, pero recordaba nítidamente los hermosos momentos de cuando era estudiante en el emblemático Colegio Nacional "José Pardo y Barreda" egresado en 1961 Promoción "José Mujica Cárdenas", un recordado maestro.

      Nico, como familiarmente lo llamábamos era un generoso joven, jovial y con su voz ronca atraía a sus compañeros de aula. Concluido sus estudios en el Pardo ingresó a la Universidad Nacional de Educación de la Cantuta, Lima, pero siempre se daba un tiempecito para visitar a los amigos de Promoción que estudiaban en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Graduado de distinguido profesor volvió a su tierra natal para volcar sus conocimientos en los estudiantes. Trabajó en el Instituto Pedagógico de Chincha, los sábados iban con sus amigos al distrito de Grocio Prado jugar villar. Y así fue pasando los años hasta que se hizo de una carga familiar, tuvo hijos y se dedicó educarlos que sean ejemplo de la sociedad.

     Esa mañana nos contó algunas anécdotas de su vida. Dijo, de estudiante promulgaba con el Partido Aprista Peruano, pero terminó siendo de Izquierda Unida. En las elecciones de 1985 solicitó a los jerarcas del APRA de Chincha para lanzarse como candidato por el partido. Carlos Medrano Arancibia, Secretario General lo negó tajantemente manifestando que el candidato sería un compañero conocedor en política, él era un joven inexperto con conocimientos mediáticos del partido. Nico se dio cuenta que lo estaban marginando por ser hombre de campo, alejado del pueblo, sin los pergaminos del decadente partido que se ahogaba dentro del favoritismo de un Presidente aprista quien dijo "la plata llega sola". Nico se lanzó apoyado por los jóvenes y triunfó rotundamente contra viento y marea.

     La historia de los pueblos lo suelen escribir los gobernantes que aman de verdad al suelo donde nacieron, que son los suficientes como para acoger la totalidad de un momento de esa historia. Y aquí vamos a hablar no de aquéllos hombres que después de la batalla mueren en la guerra, sino de  los que enarbolan y batallan para que el país y sus pueblos se transformen; aquéllos que logran representar las fibras más profundas y llegar al corazón de cada integrante de una colectividad. Son sujetos históricos que sintetizan un momento especial, en los que confluye toda una trayectoria y explican lo que ahora somos. Ese es Nicolás Apolaya, hijo de un humilde campesino que se hizo hombre a base de esfuerzo e inteligencia.

     En las BODAS DE ORO de la Promoción 1961"José Mujica Cárdenas", fue miembro de la Junta Directiva de la festividad junto con Armando Palomino Guerra, Enrique Saravia Yataco, Luis Claros y otros. En esa fiesta Nicolás estuvo en primera fila, desfilando y llevando en alto la Banderola de la Promoción, mientras Armando Palomino el Gallardete que ganamos como la sección de mayor rendimiento y disciplina de las tres secciones. Nosotros estábamos orgullosos de nuestro paladín porque así nomás no surgen personajes que dan prestigio y honor no solo al Colegio donde estudió sino a la provincia de Chincha. El desfile de todas las promociones se realizó en la Plaza Mayor frente a la Municipalidad, luego fuimos a degustar la rica carapulcra chinchana, el famoso "mancha pecho".

     Y nuestro héroe no debe morir de esta manera, olvidado por sus hijos, por su esposa y por aquellos seres que un día dijo amarles. No debemos olvidar cuando fue alcalde del populoso distrito de Sunampe, obsequió un millar de ladrillos para la construcción de la piscina de su alma mater el Colegio Nacional "José Pardo y Barreda". Y lo cumplió con creces. Esta clase de gobernantes necesita el Perú, pero desgraciadamente son pocos, pero son. Que la ingratitud no continúe en ningún corazón chinchana, abandonando a las ex-autoridades que un día dirigió los destinos de nuestra sociedad.


Gratitud al profesor Nicolás Apolaya Almeyda. 

¡¡¡FUERZA MI ESTIMADO NICO!!!