Desde 1953, los peruanos celebramos el 6 de julio el “Día del Maestro”. La
fecha corresponde a la la fundación de la primera Escuela Normal de Varones, un
6 de julio de 1822, aun cuando desde los tiempos del Tahuantinsuyo existen las
palabras “yachay wasi” y “amauta”.
El yachaywasi (en quechua: yachay wasi, “Casa del Saber” era el lugar en
donde los varones adolescentes de la nobleza incaica eran preparados con los
conocimientos necesarios para la administración y el gobierno , enseñanza que estaba
a cargo de los amautas, los maestros o sabios del imperio.
Diremos en adición, que revalorando este concepto, este nombre que tenían
los maestros en la época del incanato, es utilizado actualmente por el estado
peruano para otorgar la condecoración máxima (Grado de “AMAUTA”) a todo
profesional que en su labor educativa ostente una trayectoria académica y
profesional de excepcional relieve, cuya obra haya contribuido notoriamente y
con impacto evidente a la consecución de los fines generales de la educación, y
que sea considerada un aporte significativo a la educación, ciencia o cultura
del país.
Trascendencia del maestro en la sociedad.
El tránsito de país subdesarrollado a desarrollado se basa objetivamente en
indicadores, siendo uno de ellos la tasa de analfabetismo. La pregunta que cae
de madura es ¿y quienes asumen esa histórica tarea? La respuesta resulta obvia:
El Maestro.
Esa labor de alfabetización que inicialmente puede significar aprender las
primeras letras va más allá, pues el proceso educativo nos lleva también a la
adquisición de ideas y conceptos que servirán para tomar decisiones en nuestras
vidas.
Los que vivimos en el mundo citadino no siempre logramos entender desde la
ciudad lo duro que puede ser este proceso en el interior de nuestra patria, un
país de diversidad cultural, lingüística y con brechas económicas, que genera
inequidades también en el campo de la adquisición de conocimientos, debido entre
otros factores a las condiciones de infraestructura inadecuadas de los colegios
de ese “Perú profundo” que solo sirve a los políticos para sus discursos
demagógicos, pero no pasa por una real valoración del personaje central de este
proceso, es decir el maestro peruano.
El compromiso de los maestros con su misión a pesar de las dificultades
Visto en
retrospectiva y con ojos de egresados de las escuelas, encontramos que aquello
que grafica excelentemente en sus décimas el gran Nicomedes Santa Cruz, señalando
el perfil del estudiante juguetón, que se desconcentraba en las clases y que
obligaba a que el maestro utilizara como estrategia didáctica métodos que hoy serían
considerados como bullyng, pero que correspondes a una época donde esto tenía
el visto bueno de los padres.
No
hacerlo provoca un retraso en la escuela pública que hasta hace unos años era
pionera en la educación, superando largamente a la escuela privada.
Homenaje a mis maestros
Finalmente, voy a permitirme en esta fecha rendir homenaje a los maestros
que influyeron en el curso de mi vida para lograr ser el profesional que soy.
Así desde la profesora Rosalía que me enseñó “el cartón” con el cual mi
generación aprendía las primeras letras, luego a los profesores del Colegio N° 563
de la provincia de Chincha donde cursé los estudios de primaria y finalmente del
glorioso Colegio Nacional José Pardo y Barreda del cual acompaño el post
colocado anteriormente en mi blog.